¿Cómo perder peso sin fracasar en el intento?

Ahora que se acerca el veranito, son muchos los que deciden afrontar el reto de perder peso. Hablamos de la ya famosa operación bikini. Obviamente tanto el bikini como el bañador, no son prendas que disimulen los más mínimo nuestra silueta, y con seguridad podemos decir que son las prendas más sinceras a la hora de medir nuestros excesos con la comida. 

Pero bajar de peso no es tarea fácil, requiere de una gran fuerza de voluntad por nuestra parte y de un control estricto de aquello que ingerimos a diario. Organización y voluntad son dos conceptos claves en este reto que muchos encaran no solo por motivos estéticos, sino también por salud, pues no hay que olvidar que la obesidad tiene importantes efectos negativos sobre nuestro organismo. A la larga, vivir con sobrepeso supone una garantía de sufrir enfermedades cardiovasculares, problemas óseos y otras muchas dolencias que es mejor evitar para tener un envejecimiento saludable. 

Los profesionales nutricionistas y también los monitores y coach deportivos, afirman que más del 50% de las personas que afrontan el reto de bajar de peso terminan desistiendo en su propósito. Muchos de ellos no consiguen afrontar los retos que se han propuesto por falta de voluntad, pero otros muchos directamente no tienen las herramientas necesarias para alcanzarlo con éxito. Contar con la ayuda de profesionales que nos presten las claves para emprender este difícil camino parece de vital importancia. De poco sirve ir al gimnasio y machacarse durante una hora si al llegar a casa terminamos cenando fritos. El camino para alcanzar nuestra meta, está lleno de retos que no se superan con una única dinámica, sino que necesitarás combinar varias pautas, tanto a nivel de alimentación, como a nivel de ejercicio y rutina.

Pero antes de entrar en análisis sobre las mejores técnicas para conseguir bajar de peso sin fracasar en el intento, veamos a dónde queremos llegar o dónde queremos fijar nuestra meta.

¿Peso ideal, peso saludable o peso feliz?

Entre estos tres conceptos ¿Sabrías a primera vista cuál es el que deseas conseguir? Veamos en qué se diferencian.

El peso ideal diríamos que es aquel que siempre hemos deseado tener. Al imaginarnos delgad@, solemos crearnos una imagen idealizada de nosotros mismos. ¿Pero cuál es el peso con el que nos imaginamos? ¿Cómo podemos calcular nuestro peso ideal? A la hora de medir nuestro peso ideal siempre se ha tomado como referencia la estatura. Incluso si preguntamos a Google, encontraremos cientos de páginas con calculadoras donde metiendo ciertos datos objetivos, nos arrojará un margen de peso en el que podríamos movernos para conseguir un peso ideal.  Tomando como referencia mi medida y otras variantes que cambian en función de la página que usemos, obtengo como resultado una horquilla bastante amplia. Los datos arrojan que mi peso ideal estaría entre los 50,9 y los 56,6 kg. Como veréis, hay una diferencia de 6 kg, un margen bastante amplio. En otras páginas la diferencia es aún mayor. ¿Entonces en qué quedamos?

Diría que resulta inútil intentar conseguir una respuesta clara a través de este tipo de calculadoras ya que muchas no tienen en cuenta factores muy importantes, como la masa muscular o la cantidad de grasa que acumulamos en nuestro organismo. Por lo que este método no nos resultará muy fiable. 

Por tanto, hablar de peso ideal supone hablar de aquel peso con el que nos veamos bien. El cuál solo podríamos conocer al llegar a él. Sin embargo, no siempre el peso que nos gusta es nuestro peso saludable, por lo que analicemos el siguiente concepto clave. 

A grandes rasgos, hablar de peso saludable supone hablar de aquel peso que te permita tener un buen estado de salud general y una adecuada calidad de vida. Este peso no siempre coincide con nuestro peso ideal, pero a la hora de medirlo resulta tan complicado como el anterior o incluso más, pues aquí no solo entra en juego nuestra percepción sino un montón de niveles en cuanto a nuestro organismo se refiere.  Por ejemplo, si al medir la circunferencia de nuestra cintura obtenemos un número mayor a 80 cm en el caso de las mujeres y 90 cm en el caso de los hombres, podemos afirmar que tendrás mayor riesgo de padecer enfermedades relacionadas con la obesidad y que estamos muy lejos de nuestro peso saludable. 

Y ahora pasemos al mejor de todo, el peso feliz. Con este concepto definimos aquel peso que estando lo más cerca posible de nuestro peso ideal siga estando dentro de los parámetros que marcará nuestro peso saludable. Con este peso nos sentiremos confiados y nuestra autoestima estará más alta a la par que ganamos en salud y movilidad. Es ese peso en el que amas y cuidas tu cuerpo nutriéndolo y queriéndolo.  

Para conseguir este peso no solo es necesario empezar planes dietéticos, si no que deberemos prestar especial atención al tipo de plan que seguimos, de modo que nuestra alimentación sea saludable y se complemente con ejercicio físico. El ejercicio aporta endorfinas, las cuáles aportan felicidad natural y esto te ayudará a conseguir tus metas con mayor facilidad. En cuanto al tipo de dieta, cuidado con aquellas que son muy agresivas. Nadie puede ser feliz alimentándose todos los días igual o dejando de comer durante largas temporadas, es por esto, que contar con ayuda de nutricionistas y profesionales te ayudará a alcanzar el éxito sin poner en riesgo tu salud. 

Las mejores estrategias para alcanzar tu peso feliz. 

1. Establece objetivos realistas. No vas a poder perder 20 kg en un mes, por lo que establecerse ese tipo de metas solo harán que nos desmotivemos. Pon por escrito tus objetivos y renuévalos cada cierto tiempo.

2. Pon atención a los cambios que tiene tu cuerpo durante el proceso. Toma tus medidas antes de empezar y controla el cambio, pero ojo, no te obsesiones, los cambios suelen ir despacio.  Además, si notas cambios en tu estado de salud, notas mareos u otros síntomas, quizás estés haciendo algo mal y deberías regular tu estrategia.

3. Puedes utilizar algún complemento nutricional que te ayude a adelgazar. Hoy por hoy el mercado ofrece una amplia oferta con productos diseñados específicamente para ellos. Algunos como Garcinian Bel y Quema Bel de la marca Nutribel, funcionan bastante bien como complemento a una buena dieta y algo de ejercicio físico. 

4. Proponte una pérdida de no más de 0,5 kg semanales. Una bajada mayor puede derivar en pérdida del tejido muscular llegando a ser contraproducente para mantener elevado el índice metabólico en reposo (IMR).

5. Lleva un diario de alimentación. Se trata de anotar durante unos días todo lo que comas y bebas para que así sea más fácil identificar por qué y cuándo se come más o peor, aunque tampoco hay que volverse loco con este punto, no pasa nada si olvidas anotar algo. 

6. Come con regularidad y frecuencia. Siempre es mejor poquito muchas veces que mucha cantidad de golpe, esto beneficiará nuestra digestión y procesamiento del alimento. Lo ideal es comer de 4 a 6 veces al día. 

7. Huye de las dietas hipocalóricas de 1.000 kcal o menos al día, pueden ser muy perjudiciales para la salud.

8. Evita estar a dieta toda la semana y pegarte un atracón el fin de semana. No está mal darse un capricho en mitad de una dieta, pero estos grandes atracones pueden tirar por tierra todo el trabajo de la semana.

9. No te impongas reglas demasiado severas, trata de ser flexible y no te castigues si te excedes. Tan solo trata de cumplir tu propósito con disciplina.

10. Analiza tus sentimientos cuando comes. No debemos usar la comida como un escudo ante los problemas emocionales. Si crees que lo haces, pide ayuda psicológica pues quizás eso te ayude más que nada a adelgazar. 

Llegados al final de este artículo espero que te haya servido de ayuda para animarte o colaborar en tu proceso de cambio. Si te ha gustado, puedes seguirnos para leer más artículos similares. 

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